Esa
mirada que me dejaba perplejo, aquel extraño color, entre rojo y granate, que cada
vez se veía más borroso, no estaba muy claro lo que podía ser, también había
una forma algo rara, como si fueran las de unos cuernos, parecía gruesos y
fuertes , de repente todo volvió oscuro para mis ojos pero, en unos segundos
mis ojos se abrieron de un golpe y estaba todo clarito como si la luz del sol entraría de una ventana entonces me
di cuenta que estaba en mi habitación ¿habrá sido todo un sueño? No sabía explicar esa experiencia tan
terrorífica, en esos instantes oí una risa malvada y a su vez ronca entonces
reconocí quien era, me quede sorprendido al saber que el ser al que había visto
realmente había sido ¡El Diablo!
Unas manos fuertes y llenas de venas por culpa de la
rabia cerraron aquel portátil de color negro con todas sus fuerzas, mientras
tanto unas manos suaves y relajadas retiraban las manos de aquel portátil con
sonido de queja:
-¡Auuu! Tampoco hacía falta ser tan bruto. Su voz
era de queja aunque seria su vez,
también era de un hombre, tenía unos veinte y cinco años más o menos, media metro ochenta, ojos
castaños claritos con un toque de verde oscuro, el pelo lo tenía largo como un
Rockero de los años ochenta, de color también castaño oscuro y de aspecto
atractivo, llevaba una camisa roja de cuadros con unos pantalones vaqueros algo
rotos, él miraba al hombre con rabia.
-¿¡Te has vuelto loco!? Le pregunto el otro hombre
mirándolo con más cara de enfado que la que tenía el chico, parecía más mayor
que el otro muchacho aunque no tanto en cuestión de edad era un hombre de
Treinta años, tenía el pelo rubio y corto, también mucho más maduro, los dos
eran totalmente diferentes, llevaba una camiseta básica blanca de manga larga
que iban acompañados con unos pantalones
negros, en esos instantes los dos se miraron con una seriedad más intensa de lo
normal.
-¿¡Qué Quieres que haga!? Es mi experiencia, mi vida
lo que realmente me ocurrió realmente a mí. Le respondió el chico serio y a la
vez levantándose de la silla queriendo marcharse de allí.
-Pero ¿Y si el diablo es real?- el hombre se
desesperaba mientras a su vez miraba a su colega con toda la furia que podía-
¿o si se entera de lo que haces? Podría pasarte algo horrible sin pensártelo.
Estaba cada vez más desesperado al ver la tranquilidad de su compañero.
-No tiene que saber que he sido yo.- Le dijo él
estando seguro de lo que decía.- En una historia el personaje puede ser
ficticio pero a la vez sin que nadie se entere de que eres tú aunque para ti
puedes estar contando tu experiencia. El otro chico ya estaba casi en el límite
de la desesperación al ver como su amigo seguía sin importarle mucho lo
ocurrido, entonces dos segundos de silencio después el hombre llego a su límite
de desesperación, sin poder aguantar mucho más le grito al chico y empezaron a
discutir fuertemente.
Se oyen ruidos de sirena como si la policía se
acercara a casa de los Dawson cerca de la calle Houston en Manhattan, varios coches patrulla se acercaron a la casa
de los Dawson, era de noche aunque había una sola luz encendida por la calle,
todos los coches patrulla aparcan donde pueden, pero uno de ellos aparco más
tarde que los demás, cuando aparcaron uno de ellos sale del coche como
Co-piloto era el policía Jefe, parecía mayor de unos cincuenta años, tenía pelo
blanco gracias a las canas, metro noventa, unos ojos expresivos y verdes como
los de un gato, era serio en su trabajo y siempre llevaba el uniforme policía
después que él alguien salía del piloto era algo más joven pero a su vez era
más calvo y más humorístico, medía metro setenta y cinco aunque estaba algo
rellenito, ojos chiquititos que cubría con un solo puntito marrón oscuro
también llevaba él uniforme de policía aunque más ajustados que los del jefe,
él cerró la puerta del coche y llegaron
a la casa, era moderna, un chalet hermoso
y grande casi ocupaba dos chalet enteros, el agente serió le miro al
chico:
-Sub inspector Jacob quiero que se quede a vigilar
si entra alguien no me fio de esta gente. Le Susurra el inspector mientras se
daba la vuelta y entraba a la casa, era blanca como la nieve que incluía un
número cerca de la puerta un 13 con color negro oscuro con unas marcas que
parecían sangre, la puerta era azul
oscura con el manillar blanco, antes de entras el policía jefe llamo a uno de
los policías que estaba cerca de él pidiéndole un maletín, él policía
asintiendo con la cabeza fue al coche patrulla, saco el maletín y se lo llevo
al policía Jefe, él sonrió al policía para darle las gracias, mientras el
policía lo sujetaba, abrió el maletín y cogió unos guantes blancos y abrió la
puerta mientras los demás policías
ponían una cinta aislante policial alrededor de la casa.
El color oscuro se acercaba cada vez más donde esa
figura bien formada, era la de una mujer y la de una sombra oscura y negra la chica corría como podía delante de ella, la
mujer aunque no tanto todavía tendría como unos Veinte y tres años, era bajita
aunque algo alta por los tacones de punta que llevaba, media metro cincuenta y
siete, tenía el pelo rubio con puntas onduladas y unos ojos azules demasiado
expresivos, la muchacha corría desde un callejón peligroso lleno de Drogadictos
que estaban con sus “amigos” los Delincuentes sentados cada uno en una esquina
mientras se amenazaban unos a otros , ella consiguió salir de ese callejón
aunque estaba muy cansada como para
seguir adelante pero entonces decidió
pararse en otra esquina lejos de aquella calle oscura se quitó los tacones que
llevaba puestos, salió de ahí, siguió caminando hasta llegar a unos arbustos al
frente de la casa de Los Dawson, la chica agotada abrió un poquito los arbustos
por la mitad para poder ver lo que ocurría en esa casa, al darse cuenta de la
familia que era miro preocupada intenta salir poco a poco para que no la viese
nadie pero de repente un policía pasa delante de los arbustos, la chica
corriendo sin que le vea entra y los cierra para que no le vean.
Una puerta se abre poco a poco como si fuera un
sonido de metal muy fuerte pero algo no les dejaba entrar, Alguien introdujo la
cabeza hasta donde pudo, era la del policía Jefe, él miro directamente al
espejo estaba roto con algunas gotas de sangre incluidas alrededor como si
estuviera decorado por un artista famoso, el policía Jefe volvió a mirar el
espejo impresionado pero en esos instantes alguien lo saco de sus pensamientos:
-Señor ¿necesita ayuda? La voz era dulce y suave,
era la de una mujer, él la miro asombrado un cuerpo bien formado, tendría como
unos cuarenta y un años, media metro sesenta y tres, el pelo lo tenía pelirrojo
como el color de la sangre y unos ojos verdes oscuros acompañados con unas
gafas de cuadros gorda, ella le sonrió a su jefe.
-Pasemos Por favor.- Él pasa como puede al escenario
del crimen y ve lo qué no les dejaba pasar.- Señorita Estévez póngase los
guantes. Ella mantenía la puerta abierta hasta donde pudo, la chica llamó al
mismo policía de antes le pide los guantes y se los pone, el policía jefe con
cuidado observa lo que no les dejaba pasar, era un cadáver frio y blanco tenía
una pierna torcida hacía la derecha con la pierna metida dentro de la otra, No
se sabía distinguir muy bien si era hombre o mujer ya que tenía una raja
abierta desde los pechos hasta la tripa y tenía el pelo arrancado, él se quedó
sorprendido al no ver gotas de sangre en el cuerpo, había trozos pequeños de
camisón por la parte abierta del cadáver, él aviso a la chica para que entrara,
ella entro como pudo y cerró la puerta con cuidado, ella se acercó poco a poco al
cadáver, era la forense del equipo, saco
una leve sonrisa al ver al muerto, se agacho y empezó a observarlo, el policía
jefe se acercó a ella mientras le pregunta curioso:
- Señorita Estévez ¿me podría decir cuántos años
tiene el hombre o la mujer si es tan amable?
- Si señor Godson tendría como unos treinta años. La
chica se queda observando más el cuerpo del chico o la chica que estaba en el
suelo mientras tanto el policía jefe fue a mirar si había algo más, salió del
salón y decidió entrar a la cocina, se acercó a la otra punta del salón y abrió
la puerta con mucho cuidado para no estropear las pruebas, cuando la
abrió estaba todo inundado gracias a un pañuelo que había en una parte de la
puerta que impedía salir el agua , le llegaba hasta los pies, sin importarle
mucho siguió caminando hacia delante, el fregadero estaba lleno, los platos
flotaban aunque algunos estaban rotos por el suelo, con mucho cuidado sin pisar
los cristales, decidió dar una vuelta por la cocina, para él este escenario del
crimen era como un juego o simplemente un sueño de cualquier policía por
cumplir, él sonrió al ver aquel escenario tan macabro, volvió a mirar la cocina
sonriente, había una mujer en la mesa haciendo el puente y en el medio tenía
incluida gracias ello podía mantener a la chica en él equilibrio perfecto una
espada llena de sangre entonces el policía jefe al verlo sonrió pero él
sorprendido por aquella espada oyó unos gritos que se avecinaban desde el
salón, el Jefe al oír los gritos disgustado sale de la cocina corriendo y
preocupado dejando la puerta abierta.
Los gritos seguían fuertemente en la casa de aquel
muchacho, él hombre desesperado sin saber cómo convencerle para que dejara de
escribir esa historia, le grito serio:
-¡Si lo escribes tú o yo tendremos un serio
problema!
-¿tú? Se sorprendió el chico al escuchar eso, no se
podía creer si su amigo había estado en la misma experiencia que él pero el chico lo miro inseguro cuando le dijo eso
el hombre.
-¿Yo qué?-Le pregunto el hombre serio intentando
cambiar de tema, el chico volvió a encender el ordenador y seguidamente la tele
para no escuchar la bronca del hombre, él se intentaba calmar mientras se
sentaba en una de las silla del salón-cocina lo siguió mirando serio pero a el
chico no le importó mucho- ¿no me vas a decir nada? Él se sentó frente del otro
chico mirándolo con seriedad, siguió mirándolo a la pantalla, el hombre intentaba calmarse y el chico al verlo
desesperado lo miró con la misma seriedad que antes.
- ¿Qué quieres que haga? Es mi experiencia y no
volvamos a dar vuelta al tema.-Él serió
se volvió a levantar el muchacho lo miro dándose la vuelta y lo miro a
los ojos serió, cabreado el hombre cerrando los puños intentaba controlarse.-
¿qué haces? Pregunto él chico asustado echándose atrás, él sin poder más le
metió un golpetazo dejándolo en el suelo desmayado.