miércoles, 2 de julio de 2014

Uno: El inicio de la maldición


Esa mirada que me dejaba perplejo, aquel extraño color, entre rojo y granate, que cada vez se veía más borroso, no estaba muy claro lo que podía ser, también había una forma algo rara, como si fueran las de unos cuernos, parecía gruesos y fuertes , de repente todo volvió oscuro para mis ojos pero, en unos segundos mis ojos se abrieron de un golpe y estaba todo clarito como si la luz  del sol entraría de una ventana entonces me di cuenta que estaba en mi habitación ¿habrá sido todo un sueño?  No sabía explicar esa experiencia tan terrorífica, en esos instantes oí una risa malvada y a su vez ronca entonces reconocí quien era, me quede sorprendido al saber que el ser al que había visto realmente había sido ¡El Diablo!
Unas manos fuertes y llenas de venas por culpa de la rabia cerraron aquel portátil de color negro con todas sus fuerzas, mientras tanto unas manos suaves y relajadas retiraban las manos de aquel portátil con sonido de queja:
-¡Auuu! Tampoco hacía falta ser tan bruto. Su voz era de queja aunque seria  su vez, también era de un hombre, tenía unos veinte y cinco años  más o menos, media metro ochenta, ojos castaños claritos con un toque de verde oscuro, el pelo lo tenía largo como un Rockero de los años ochenta, de color también castaño oscuro y de aspecto atractivo, llevaba una camisa roja de cuadros con unos pantalones vaqueros algo rotos, él miraba al hombre con rabia.
-¿¡Te has vuelto loco!? Le pregunto el otro hombre mirándolo con más cara de enfado que la que tenía el chico, parecía más mayor que el otro muchacho aunque no tanto en cuestión de edad era un hombre de Treinta años, tenía el pelo rubio y corto, también mucho más maduro, los dos eran totalmente diferentes, llevaba una camiseta básica blanca de manga larga que iban acompañados con unos  pantalones negros, en esos instantes los dos se miraron con una seriedad más intensa de lo normal.
-¿¡Qué Quieres que haga!? Es mi experiencia, mi vida lo que realmente me ocurrió realmente a mí. Le respondió el chico serio y a la vez levantándose de la silla queriendo marcharse de allí.
-Pero ¿Y si el diablo es real?- el hombre se desesperaba mientras a su vez miraba a su colega con toda la furia que podía- ¿o si se entera de lo que haces? Podría pasarte algo horrible sin pensártelo. Estaba cada vez más desesperado al ver la tranquilidad de su compañero.


-No tiene que saber que he sido yo.- Le dijo él estando seguro de lo que decía.- En una historia el personaje puede ser ficticio pero a la vez sin que nadie se entere de que eres tú aunque para ti puedes estar contando tu experiencia. El otro chico ya estaba casi en el límite de la desesperación al ver como su amigo seguía sin importarle mucho lo ocurrido, entonces dos segundos de silencio después el hombre llego a su límite de desesperación, sin poder aguantar mucho más le grito al chico y empezaron a discutir fuertemente.
Se oyen ruidos de sirena como si la policía se acercara a casa de los Dawson cerca de la calle Houston en Manhattan,  varios coches patrulla se acercaron a la casa de los Dawson, era de noche aunque había una sola luz encendida por la calle, todos los coches patrulla aparcan donde pueden, pero uno de ellos aparco más tarde que los demás, cuando aparcaron uno de ellos sale del coche como Co-piloto era el policía Jefe, parecía mayor de unos cincuenta años, tenía pelo blanco gracias a las canas, metro noventa, unos ojos expresivos y verdes como los de un gato, era serio en su trabajo y siempre llevaba el uniforme policía después que él alguien salía del piloto era algo más joven pero a su vez era más calvo y más humorístico, medía metro setenta y cinco aunque estaba algo rellenito, ojos chiquititos que cubría con un solo puntito marrón oscuro también llevaba él uniforme de policía aunque más ajustados que los del jefe, él cerró la  puerta del coche y llegaron a la casa,  era moderna, un chalet hermoso y grande casi ocupaba dos chalet enteros, el agente serió le miro al chico:
-Sub inspector Jacob quiero que se quede a vigilar si entra alguien no me fio de esta gente. Le Susurra el inspector mientras se daba la vuelta y entraba a la casa, era blanca como la nieve que incluía un número cerca de la puerta un 13 con color negro oscuro con unas marcas que parecían sangre,  la puerta era azul oscura con el manillar blanco, antes de entras el policía jefe llamo a uno de los policías que estaba cerca de él pidiéndole un maletín, él policía asintiendo con la cabeza fue al coche patrulla, saco el maletín y se lo llevo al policía Jefe, él sonrió al policía para darle las gracias, mientras el policía lo sujetaba, abrió el maletín y cogió unos guantes blancos y abrió la puerta mientras los demás policías  ponían una cinta aislante policial alrededor de la casa.

El color oscuro se acercaba cada vez más donde esa figura bien formada, era la de una mujer y la de una sombra oscura y negra  la chica corría como podía delante de ella, la mujer aunque no tanto todavía tendría como unos Veinte y tres años, era bajita aunque algo alta por los tacones de punta que llevaba, media metro cincuenta y siete, tenía el pelo rubio con puntas onduladas y unos ojos azules demasiado expresivos, la muchacha corría desde un callejón peligroso lleno de Drogadictos que estaban con sus “amigos” los Delincuentes sentados cada uno en una esquina mientras se amenazaban unos a otros , ella consiguió salir de ese callejón aunque estaba muy  cansada como para seguir adelante  pero entonces decidió pararse en otra esquina lejos de aquella calle oscura se quitó los tacones que llevaba puestos, salió de ahí, siguió caminando hasta llegar a unos arbustos al frente de la casa de Los Dawson, la chica agotada abrió un poquito los arbustos por la mitad para poder ver lo que ocurría en esa casa, al darse cuenta de la familia que era miro preocupada intenta salir poco a poco para que no la viese nadie pero de repente un policía pasa delante de los arbustos, la chica corriendo sin que le vea entra y los cierra para que no le vean.
Una puerta se abre poco a poco como si fuera un sonido de metal muy fuerte pero algo no les dejaba entrar, Alguien introdujo la cabeza hasta donde pudo, era la del policía Jefe, él miro directamente al espejo estaba roto con algunas gotas de sangre incluidas alrededor como si estuviera decorado por un artista famoso, el policía Jefe volvió a mirar el espejo impresionado pero en esos instantes alguien lo saco de sus pensamientos:
-Señor ¿necesita ayuda? La voz era dulce y suave, era la de una mujer, él la miro asombrado un cuerpo bien formado, tendría como unos cuarenta y un años, media metro sesenta y tres, el pelo lo tenía pelirrojo como el color de la sangre y unos ojos verdes oscuros acompañados con unas gafas de cuadros gorda, ella le sonrió a su jefe.
-Pasemos Por favor.- Él pasa como puede al escenario del crimen y ve lo qué no les dejaba pasar.- Señorita Estévez póngase los guantes. Ella mantenía la puerta abierta hasta donde pudo, la chica llamó al mismo policía de antes le pide los guantes y se los pone, el policía jefe con cuidado observa lo que no les dejaba pasar, era un cadáver frio y blanco tenía una pierna torcida hacía la derecha con la pierna metida dentro de la otra, No se sabía distinguir muy bien si era hombre o mujer ya que tenía una raja abierta desde los pechos hasta la tripa y tenía el pelo arrancado, él se quedó sorprendido al no ver gotas de sangre en el cuerpo, había trozos pequeños de camisón por la parte abierta del cadáver, él aviso a la chica para que entrara, ella entro como pudo y cerró la puerta con cuidado, ella se acercó poco a poco al cadáver,  era la forense del equipo, saco una leve sonrisa al ver al muerto, se agacho y empezó a observarlo, el policía jefe se acercó a ella mientras le pregunta curioso:
- Señorita Estévez ¿me podría decir cuántos años tiene el hombre o la mujer si es tan amable?

- Si señor Godson tendría como unos treinta años. La chica se queda observando más el cuerpo del chico o la chica que estaba en el suelo mientras tanto el policía jefe fue a mirar si había algo más, salió del salón y decidió entrar a la cocina, se acercó a la otra punta del salón y  abrió  la puerta con mucho cuidado para no estropear las pruebas, cuando la abrió estaba todo inundado gracias a un pañuelo que había en una parte de la puerta que impedía salir el agua , le llegaba hasta los pies, sin importarle mucho siguió caminando hacia delante, el fregadero estaba lleno, los platos flotaban aunque algunos estaban rotos por el suelo, con mucho cuidado sin pisar los cristales, decidió dar una vuelta por la cocina, para él este escenario del crimen era como un juego o simplemente un sueño de cualquier policía por cumplir, él sonrió al ver aquel escenario tan macabro, volvió a mirar la cocina sonriente, había una mujer en la mesa haciendo el puente y en el medio tenía incluida gracias ello podía mantener a la chica en él equilibrio perfecto una espada llena de sangre entonces el policía jefe al verlo sonrió pero él sorprendido por aquella espada oyó unos gritos que se avecinaban desde el salón, el Jefe al oír los gritos disgustado sale de la cocina corriendo y preocupado dejando la puerta abierta.
Los gritos seguían fuertemente en la casa de aquel muchacho, él hombre desesperado sin saber cómo convencerle para que dejara de escribir esa historia, le grito serio:
-¡Si lo escribes tú o yo tendremos un serio problema!
-¿tú? Se sorprendió el chico al escuchar eso, no se podía creer si su amigo había estado en la misma experiencia que él pero  el chico lo miro inseguro cuando le dijo eso el hombre.
-¿Yo qué?-Le pregunto el hombre serio intentando cambiar de tema, el chico volvió a encender el ordenador y seguidamente la tele para no escuchar la bronca del hombre, él se intentaba calmar mientras se sentaba en una de las silla del salón-cocina lo siguió mirando serio pero a el chico no le importó mucho- ¿no me vas a decir nada? Él se sentó frente del otro chico mirándolo con seriedad, siguió mirándolo a la pantalla, el hombre  intentaba calmarse y el chico al verlo desesperado lo miró con la misma seriedad que antes.

- ¿Qué quieres que haga? Es mi experiencia y no volvamos a dar vuelta al tema.-Él serió  se volvió a levantar el muchacho lo miro dándose la vuelta y lo miro a los ojos serió, cabreado el hombre cerrando los puños intentaba controlarse.- ¿qué haces? Pregunto él chico asustado echándose atrás, él sin poder más le metió un golpetazo dejándolo en el suelo desmayado.